“Corazón de buey” de Ana Estaregui

Selección del libro Coração de boi (7letras, 2016).  Traducción de Ignacio Morales V.

1.

el corazón de buey sobre la artesa
se enfría a medida
que el músculo absorbe
la frialdad del granito y lanza
sus deseos de siempre, medio viles
calientes, como todo lo que en él era
pastos, pelos, las tetas esplendidas
de las vacas lecheras
y en poco tiempo todo él se calla
se equipara al nivel de la piedra
las arterias y venas
los espacios entre los atrios, el heno, todo

4.

bien de cerca las rocas
piedras y cascajos
recuerdan
esa belleza áspera  
la difícil corrosión de las cosas
confirman la resistencia
de la materia impenetrable y cohesionada
la promesa sólida de las ocasiones
en la condensación de los átomos
bien de cerca el corazón
puro átomo y esfuerzo mutuo
se rompe en dos
obtuso y silvestre
de un lado
húmedo invernadero
del otro piedra de sal

7.

aun están apoyadas
sobre el borde del muro
las mujeres de la ensenada
como si ahí aguardasen
algún tipo de respuesta fluida
del mar un desmoronamiento exacto
una señal clara
del buen fin en cintas blancas
algún numeral del color del agua
que inscriba nuevos días
en los calendarios oceánicos
las mujeres miran el mar hasta el cansancio
único modo de mirar el mar
las olas sucesivas caen
sobre las próximas
vistas desde el muro
ninguna es igual a otra

14.

en el medio del patio había un jacarandá
a través de él nosotros
podíamos descifrar las horas del días
por el color de las flores
y el tamaño de las sombras en el piso
y si era sábado y si ventaría
girábamos a su alrededor como abejas
ocultándonos de la noche
que llegaba más tarde abajo del tronco
sabíamos cuando nos abrazábamos
con la fuerza y obstinación vertical
de uno de esos árboles
que podríamos ser como los jacarandás
saber más sobre los secretos de la savia
y menos sobre las horas

15.

comenzar poemas nuevos
todos los días
observar las cosas que están cerca
a 30, 40 cm del cuerpo
examinar los jabones
lustrar las orejas de los gatos
de los cuchillos  y de los libros
buscar hogueras
debajo de la cama
y entonces, sobre el brazo del sofá,
descansar los codos
no es posible captar palabras
sobre superficies metálicas
plásticas, de vidrio
o entre los pelos de los gatos
como máximo, si forzamos la vista
distinguiremos entre las estampas cuadriculadas
de la toalla
una hilera de pequeños insectos
que caminan en línea
en dirección al azucarero

17.

pasé años creyendo que sabía el significado de la palabra solera
y cada vez que aparecía al comienzo de un cuento, luminosa
alguien llegando
él estaba de pie, parado en la solera
imaginaba una área predestinada al sol
una especie de claro de la casa, un rapto, invernadero vacío de vidrio y luz
pulsación geométrica de aire
hecha solo para ese propósito: ser el lugar del sol

27.

al viento lo que es del viento: asma y transparencia

36.

I.

de las sirenas que se parten en dos
solo quiero esta que reposa aquí en la cama ahora
fría y casi desmayada.

II.

pasar la peineta fina en la curva ciega
de ese remolino
esa hilacha escurridiza y ligera
que se esconde justo antes
de ser avistada en el mar

III.

si fuese por el buen sentido
seguiríamos de bruces
delante de ellas que son mínimas
mirando todo desde abajo
pero no, nos paramos de pie
esperamos el momento exacto
para mirar solo la mitad
de los acontecimientos

38.

nada está en paz
ni el silencio
hace mucho espera para eclosionar
en mil orugas color plata
nada puede ser almacenado
por mucho tiempo sin derramarse
o corromperse
ni el agua o el aire
un damasco deshidratado
cada cosa esta destinada a enmohecer
o romperse
39.

lavar el hígado
en ese inmenso y dulce río
rescatar en la noche algún cristal
excesivamente blanco
disolver el corazón
-cubo de hielo seco-
en ese vaso de agua
y tragárselo antes
que deje de bullir

48.

debe haber un
propósito
los cuatro vacíos
entre
los dedos
ver a contraluz un haz
intercalado
de piel
de luz
la piel
traspasa
los dedos
o algo que derrama
más
que líquido

51.

la cabeza apoyada
sobre la mesa los tres vasos vacíos
de mañana los perros
ladran más tristes
o es solo la primera impresión del día
esa de melancolía
oír lo que dicen los vasos en la oscuridad
las manillas en la oscuridad
dos están completamente
llenos de aire
el otro está aislado en la orilla de la mesa
las manillas permanecen oscuras
a la luz del día

54.

verás las ballenas de lejos
nadie puede ver las ballenas
de cerca porque ellas no pueden
realmente ser vistas
las ballenas pueden solo ser avistadas
como espejismos,
solo verás a las ballenas de lejos
en los poemas marinos y en las historias
donde ellas y los cargueros
se apoyan levemente en un estrepito sordo
con sus cascos inmensos
y llenos de musgo


56.

escribir no es comenzar
es casi siempre cortar en seco
el día a la mitad, una manzana a la mitad
la superficie intacta de una piscina
lanzando agua por los bordes
lanzar un bumerán
rozar los pelos en el sentido contrario
escoger una palabra nueva
apartar el matorral verde claro
del camino
escribir no es lanzarse al vacío
es tener en el bolsillo dos o tres piedras
recogidas en la calle
y arrojarlas en el agua
observar de cerca
el movimiento rotatorio que hacen
hasta hundirse en la arena

59.

abrir múltiples agujeros
en la tierra sólida
para ver los caminos de los gusanos
excavados en orden estratégico
de entradas y salidas de aire
nadar nadar, cavar
entradas y salidas de emergencia
llegar a la superficie transparente
donde los hombros pueden moverse mejor
donde el cuello puede erguirse del piso
donde puede alcanzarse el aire

61.

al final del día hay un momento breve
en que las horas parecen haberse
acumulado
después de la tarde y la alta saturación
violeta
el color de la luz coagulada en el cielo
en la velocidad de los autos
como los ojos que perciben un poco menos
el destello que golpea en el retrovisor
y alcanza de golpe el iris
tornando todo naranja
en esa hora el día se parte
se condensa en el aire paralizado
para después pulverizarse
en pequeñas partes de noche
a las que no se podrá volver
hasta que la próxima recomience

65.

mirar, mirar mucho
los objetos de la casa
hasta memorizar el número
de círculos del ventilador
doce
saber cuántos segundos lleva
para que gire
y vuelva al origen
gire para el lado opuesto
y vuelva al origen
mirar las cortinas, de donde viene el polvo
que se acumula sobre los escalones
el movimiento de los gatos cuando
se animan alrededor de sí mismos
cuando
forman esa masa única y caliente
junto al cobertor
mirar, mirar mucho la sala
que lo que sobrevive y lo que desaparece

66.

acostumbraban llamar de sereno
a esa capa finísima casi niebla
que recae sobre todo
especialmente sobre las plantas y el capot de los autos
en las madrugadas
no sé quién inventó eso
llamar al rocío de sereno
alguien que durmió a la intemperie
amaneció mojado con las ropas frías
con el toldo hecho sopa
posiblemente escogió ese nombre
porque estaba empapado
hasta la boca de agua
de noche, de calma

69.

libros pesan como leche
los ojos abiertos- en lo oscuro
pesan menos que el metal
de esas imágenes

+ Ana Estaregui (Sorocaba, 1987). Reside en Sao Pablo desde 2005. Estudió artes visuales en la FAAP. Publicó el libro de poemas Chá de Jasmin (2014) y el libro de cuentos Buracos (2015). La selección de poemas que presentamos corresponde a su segundo libro de poemas.
+ Ignacio Morales V.(Santiago, 1986), poeta y traductor. Ha publicado Volvo (Libros Tadeys, 2017) y las antologías de poesía escolar Miraré el sol y me quemaré con gusto (2015) y Ven a bailar contra el oleaje, ven a gozar la fácil destrucción del cisne, 14 poetas del Apocalipsis (2016), por el sello Épica social americana. Actualmente reside en São Paulo.