De Tercera. Javier Mardones

Con el reciente cierre de parte de Copesa de las revistas Paula y Qué Pasa, quedó aún más en evidencia la escasez total de semanarios capaces de imponer una agenda de temas. En este contexto, han sido los suplementos de reportajes los que han ocupado ese sitial privilegiado en el mercado informativo chileno.

Hoy, la publicación que en general pone sobre la mesa los principales temas políticos de la semana, es el cuerpo de reportajes del diario La Tercera, el cual a su vez se ha emparejado o superado al cuerpo D de El Mercurio. Incluso se podría hablar de un “ganador”.  

Esto hablando en términos de lectoría y de figuración, pero no de calidad. Personalmente adhiero a la idea de que cada medio de comunicación se maneja como mejor lo estime, pero si podemos ser críticos de los noticieros, los matinales y los programas de farándula, ¿por qué no serlo también con los cuerpos de reportajes, último bastión del periodismo riguroso?

Y el problema es que de rigor no hay mucho. Bajo el supuesto de que estos suplementos dominicales debieran ser el hogar del mejor y más incisivo periodismo de investigación, La Tercera deja bastante que desear. Ciertamente publican en cada edición algún extenso reportaje sobre alguna “trastienda”, los dimes y diretes previos a la destitución de un ministro, los llamados telefónicos, las “fuentes cercanas al gobierno” y demases, pero nunca nada sustantivo. Así, cada semana, se exponen los detalles sobre algo que ya ocurrió y que todos más o menos saben, nunca nada sobre algo que ocurrirá y que nadie sabe. En jerga futbolera, el cuerpo de Reportajes de La Tercera sufre anemia de “golpe”. ¿Y del resto? ¿Qué se puede decir del resto? Columnas de opinión. Todo el resto del suplemento son columnas de opinión. Cada domingo, Oscar Contardo desnuda los vicios chilenos del arribismo y el clasismo. Todos los domingos Sebastián Edwards nos trae alguna novedad desde Estados Unidos o Álvaro Vargas Llosa nos narra desde Washington lo que ocurre en los países vecinos. Quiero hacer énfasis en que el problema no son los temas ni menos los columnistas, sino el hecho de que sean cada domingo los mismos columnistas con los mismos temas.

Por último, al final de cada edición se encuentra la sección “manifiesto”, la cual ha llegado a ser un verdadero manifiesto de contenidos del suplemento de reportajes. En esta sección, para quienes no la hayan leído, se escoge a un personaje público al azar y se le hacen llegar por mail una serie de preguntas referentes a su vida personal. Es entonces cuando uno cierra el suplemento y hace el gesto de John Travolta en esa escena de Pulp Fiction.

 

Los especiales

El reordenamiento del grupo Copesa no se ha limitado sólo a prensa escrita. En su brazo radial, el Grupo Dual, se ha optado por compensar la salida de muchas de sus figuras (Cony Stipicic, Juan Manuel Astorga, Werne Núñez y Juan Carlos Fau, por nombrar algunos), trayendo como panelistas a conductores de otros programas como Rafael Gumucio o Patricio Fernández, los cuales asumen funciones tanto en radio Duna como en radio Zero. También, para ahorrar costos, se invita a columnistas de La Tercera, como Oscar Contardo, o se usa como panelista al propio director de Copesa, Andrés Benítez. Este martes en el programa Terapia Chilensis de radio Duna, el director de la Tercera, Juan Pablo Larraín, se refirió a una de las últimas novedades del periódico: los especiales.

“Los números respecto de ese especial, los números de lectoría, fueron muy imponente, más que el promedio de un fin de semana normal”, dijo refiriéndose al especial del 11 de septiembre que se realizó el pasado fin de semana.

Dicho especial consistió, al igual que el cuerpo de reportajes, básicamente en columnas de opinión. Se les preguntó a distintas figuras del quehacer nacional las mismas cosas que se preguntan año a año: ¿dónde estaba a esa hora? ¿Qué sensaciones tuvo cuando vio La Moneda bombardeada?, etc.

Todo en un tenor muy similar al especial anterior: el de la “chilenidad”, en el que una vez más se le preguntaba magazinéscamente a algunos personajes públicos cosas como: ¿Qué es lo mejor y lo peor de los chilenos?  

Pero a ver: en favor de La Tercera, es justo decir que todo esto forma parte de una nueva estrategia para recortar gastos y sanear cuentas. Copesa está tratando de seguir el modelo del New York Times y lograr ser el primer medio chileno en hacer la exitosa transición de medio escrito a uno digital sin morir en el intento.

No obstante, y esto en buena, Copesa está olvidando una parte esencial del modelo de la Dama Gris. Y esto es que ellos siguen apostando a un contenido de excelencia que no se puede encontrar en otros sitios. No nos olvidemos del potente slogan del New York Times que dice “La fuerza de los hechos”. No “la fuerza de las opiniones”. Si Copesa quiere lograr su meta de sobrevivir el paso de la tinta al digital, no puede hacer lo mismo que están haciendo El Mostrador, El Dínamo y otros tantos más. Tiene que diferenciarse y para ello va a tener que invertir en un equipo de periodistas de investigación y en diversificar los contenidos y las plumas de sus columnistas. Sólo así se podrá saber si estamos ante la primera y exitosa transición de un medio chileno al mundo digital o ante una vulgar reducción de personal en una empresa.    

+ Javier Mardones (Valdivia, 1985), Periodista y Máster en Estudios Latinoamericanos, escribió columnas de política internacional para el Desconcierto.cl y trabaja como redactor para diversos medios digitales. Actualmente cursa el taller de escritura de Antonia Torres y escribe su primera novela.