Un sonido como de mar: Selección de poemas chinos taoístas

Selección y traducción al español de Ricardo Vivallo, extraídas del libro “170 poemas chinos”, de Arthur Waley.

CANCIÓN TAOÍSTA

Perseguiré a la Sabiduría y rechazaré el Aprendizaje.
Mis pensamientos vagarán por el Gran Vacío.
Siempre arrepentido de mis errores
Mi corazón no descansa.
Y aunque arrojo mi anzuelo a un solo arroyo,
Mi alegría es igual a si poseyera todo un reino.
Me suelto el pelo y me voy cantando;
Desde las cuatro fronteras los hombres se unen a mi estribillo.
Éste es el significado de mi canción:
«Mis pensamientos vagarán por el Gran Vacío.»

Chi K’ang (223-262)

 

SOBRE IR A LA TABERNA

Aturdido continuamente por la bebida,
Fracaso en satisfacer los apetitos de mi alma.
Pero al ver a todos los hombres actuar como borrachos.
¿Cómo podría mantenerme sobrio?

—Wang Chi ( 766?–831?)

 

ENFERMEDAD

Triste, triste —abatido por una larga enfermedad;
Monótonos, monótonos —pasan los días y las noches.
Los árboles del verano se han revestido de sombras;
El epidendro ya alberga el rocío.
Los huevos que yacían en el nido, cuando me voy a la cama
Se han transformado en pequeños pájaros que salen volando.
Y el gusano oculto en su agujero
Metamorfosea en un grillo sentado ahora en el árbol.
Las Cuatro Estaciones se extienden por los siglos de los siglos:
En la Naturaleza nada se detiene a descansar
Ni por un momento. Sólo el corazón del hombre enfermo
¡En el fondo aún duele igual que en el pasado!

— Po Chü-I (772-846)

 

CANTANDO LOCAMENTE EN LAS MONTAÑAS

No hay nadie entre los hombres
Que no posea un defecto reconocible:
Y el mío consiste en hacer versos.
He roto las mil ataduras de la vida,
Pero esta debilidad todavía permanece.
Cada vez que veo un bello paisaje:
Cada vez que estoy con un amigo amado,
Elevo mi voz y recito un poema
Y me alegro como si un Dios se atravesara en mi camino.
Desde el día en que fui desterrado a Hsün-yang
La mitad del tiempo he vivido entre montañas.
Y a menudo, cuando termino un nuevo poema,
Escalo solo el sendero hacia la Roca del Este.
Me acuesto sobre la piedra blanca:
Arranco con mis manos una rama verde de canela.
Mi enloquecido canto sobresalta los valles y las colinas:
Los monos y las aves se acercan a mirar.
Pero temeroso de convertirme en el hazmerreír del mundo,
Escojo siempre un lugar no frecuentado por los hombres.

— Po Chü-I (772-846)

 

DESPUÉS DE LA BORRACHERA, VOLVER A ESTAR SOBRIO EN LA NOCHE

El grupo se dispersó con el crepúsculo y yo me fui, entonces, a mi cama;
Desperté a medianoche y salí a caminar, apoyado pesadamente en un amigo.
Echado sobre la almohada, mi estado vinoso, atenuado por el sueño, se fue aplacando.
Frente a la torre, la luna del océano que acompañaba la marea, se elevaba.
Las golondrinas, a punto de emprender el vuelo, retornaron al nido.
La vela que se consumía en mi ventana repentinamente revivió su luz.
Hasta el amanecer mis pensamientos fueron confusos;
Y en mis oídos algo sonaba como una música de flautas y cuerdas.

— Po Chü-I (772-846)

 

COMPRENDIENDO LA FUTILIDAD DE LA VIDA

Desde el tiempo en que yo era un muchacho vigoroso
Hasta ahora que estoy viejo y enfermo,
Me han preocupado distintas cosas en distintos momentos,
Pero estar ocupado, eso no ha cambiado nunca.
En la orilla, entonces, construyendo pagodas de arena;
Ahora, en la corte, engalanado de jade titilante.
Esto y aquello, —igualmente juegos infantiles,
¡Cosas cuya substancia pasa en un instante!
Mientras las manos están ocupadas, el corazón no entiende;
Cuando no hay Escrituras, la Doctrina es sonido.
Aunque uno celosamente se esfuerce por aprender la Vía,
Ese mismo esfuerzo incrementa siempre el error.

— Po Chü-I (772-846)

 

SUEÑO SOBRE MONTAÑISMO

De noche, en el sueño, escalaba tenazmente una montaña.
Salía solo con mi bastón de madera sagrada.
Miles de riscos, cientos de cientos de valles —
Ningún lugar quedaba inexplorado en mi viaje-soñado
Y mis pies nunca se cansaban
Y mi paso era firme como el de mi juventud.
¿Será que al retroceder la mente
el cuerpo también retorna a su antiguo estado?
¿Y de la misma manera, mientras el cuerpo languidece
el alma se mantiene fuerte?
Cuerpo y alma —ambos vanidades:
Soñar y despertar —igualmente irreales.
En el día mis pies entumecidos se tambalean;
De noche mis pasos retumban sobre las colinas.
Como el día y la noche se dividen en partes iguales—
Entre uno y otro, lo que gano es igual a lo que pierdo.

— Po Chü-I (772-846)

 

NOCHE DE INVIERNO

Mi cama está tan vacía que despierto continuamente:
Y con el frío arrecia el viento-nocturno
Que agita las cortinas, haciendo un sonido como de mar:
¡Oh, que esas fueran las olas que me llevaran de vuelta hacia ti!

—Chi’en Wen-ti

 

Hace mucho tiempo
Emprendí un viaje
Hacia el final
Del Oceáno del Este.
El camino
Fue largo y sinuoso,
Y olas tormentosas
Arrasaron mi sendero.
¿Qué me hizo
ir hacia allá?
El hambre me llevó
Hacia el Mundo.
Hice un duro esfuerzo
Para llenar mi estómago:
Y entonces un poco
Parecía demasiado.
Pero esto fue claramente
Un mal negocio,
Así que regresé a mi hogar
Para vivir ocioso.

—T’ao Ch’ien

 

+ Ricardo Vivallo (Santiago, 1984) escritor y artista visual, es fundador y editor de Libros Tadeys, sello independiente dedicado a la poesía y la narrativa contemporánea. En 2015 ganó la beca de creación del Fondo del Libro y fue finalista de los Juegos Literarios Gabriela Mistral; en 2016 obtuvo el primer lugar en el concurso de cuentos de revista Paula y en el XIII concurso Stella Corvalán, género poesía. Publicó el libro Cuaderno de Guayaquil con Saposcat.