Personismo: un manifiesto. Frank O’Hara

Traducción de Francisco Ide

Todo está en el poema, pero a riesgo de sonar como Allen Ginsberg, el pobre hombre rico, te escribo porque acabo de oír que uno de mis compañeros poetas piensa que si un poema mío no se entiende a la primera lectura es porque yo también estaba confundido. Ahora, vamos. Yo no creo en dios, entonces no tengo por qué elaborar estructuras tan sólidas. Odio a Vachel Lindsay, siempre lo he hecho; ni siquiera me gusta el ritmo, la asonancia, todas esas cosas. Solo debes seguir tu impulso. Si alguien te persigue con un cuchillo por las calles solo corres, no te das vuelta y gritas “¡Ríndete! ¡Fui el corredor estrella de la preparatoria Mineola!”.

Eso respecto a la parte de escribir poemas. En cuanto a su recepción, suponte que estás enamorado de alguien que te maltrata (mal aimé), tú no dices “¡Oye, no me puedes herir de esta manera, me preocupa!”, tú solo dejas que los cuerpos caigan donde puedan. Siempre caen, aunque demoren unos meses. Pero esa no es la razón por la que te enamoraste en primer lugar, para aferrarte a la vida, entonces deber tomar la oportunidad de evitar ser lógico. El dolor siempre produce lógica, lo cual te hace pésimo.

Y no digo que yo no tenga prácticamente las ideas más elevadas que cualquiera de los que escribe en la actualidad, pero ¿qué diferencia hace eso? Son solo ideas. La única cosa buena respecto a ellas es cuando me elevo lo suficiente como para frenar el pensamiento y ahí es cuando llega el refresco.

Pero entonces ¿cómo podría importarte si alguien lo logra, o si entiende lo que significa o si lo mejora?  ¿Mejorar para qué? ¿Para la muerte? ¿Para qué apurarlos? Muchos poetas actúan como una madre de mediana edad que intenta que sus hijos coman demasiada carne asada y papas con salsa (de lágrimas). Me importa un carajo si comen o no. La alimentación forzada conduce a una delgadez extrema (fatiga). Nadie debería experimentar nada que no necesite, si no necesitan poesía bien por ellos. A mí también me gustan las películas. Y después de todo, de todos los poetas norteamericanos, solamente Whitman y Crane y Williams son mejores que las películas. En cuanto a la métrica y otros tecnicismos, es solo sentido común: si te vas a comprar un par de pantalones querrás que sean lo suficientemente ajustados para que todos deseen acostarse contigo. No hay nada metafísico al respecto. Al menos, por supuesto, que te halagues a ti mismo pensando que todas tus experiencias son “anhelos”.

La abstracción en la poesía, de la que Allen (Ginsberg) habló recientemente en It Is, es intrigante. Pienso que aparece en aquellos detalles insignificantes sobre los que hay que tomar una decisión. La abstracción (en poesía, no en pintura) implica la eliminación personal del poeta. Por ejemplo, la decisión que implica elegir entre “nostalgia de infinito” y “nostalgia por el infinito” define una actitud hacia el grado de abstracción. La nostalgia de infinito representa el máximo grado de abstracción, eliminación y negatividad (como en Keats y Mallarmé).

El personismo, un movimiento que acabo de fundar y del que nadie sabe nada, me interesa mucho, es totalmente opuesto a este tipo de eliminación abstracta y realmente se acerca a una verdadera abstracción por primera vez en la historia de la poesía. El personismo es a Wallace Stevens lo que la poési pure fue para Béranger. El personismo no tiene nada que ver con filosofía, es puro arte. No tiene que ver con la personalidad ni con la intimidad ¡Está lejos de eso! Pero para darte una vaga idea, uno de sus aspectos mínimos es que se dirige a una persona (fuera del poeta mismo) para evocar las profundidades del amor sin destruir su vivificante vulgaridad, y mantiene los sentimientos del poeta hacia el poema, previniendo que el amor lo distraiga hacia los sentimientos por la persona. Eso es parte del personismo. Fue fundado por mí después de un almuerzo con LeRoi Jones el 27 de agosto de 1959, un día en que yo estaba enamorado de alguien (no de Roi, por si acaso, de un rubio). Volví a trabajar y escribí un poema para esta persona. Y mientras escribía me fui dando cuenta que podía llamar por teléfono en lugar de escribir el poema. Así nació el personismo. Es un movimiento sumamente excitante que sin duda tendrá un montón de adherentes. Pone al poema exactamente entre el poeta y la persona, al estilo de Lucky Pierre, y el poema responde con agradecimiento. Al fin el poema está entremedio de dos personas en vez de entre dos páginas. Con toda modestia, confieso que esto podría ser la muerte de la literatura como la conocemos. Aunque con cierto remordimiento, estoy feliz de haber llegado ahí antes de que Alain Robbe-Grillet lo hiciera. Al ser la poesía más rápida y certera que la prosa, es solo un acto de justicia que sea ella quien liquide a la literatura. Por un tiempo la gente pensó que iba a ser Artaud quien lograría esto, pero, con toda su magnificencia, sus escritos polémicos actualmente no están más al margen de la literatura de lo que está Bear Mountain del estado de Nueva York. Sus relaciones no son más asombrosas que lo que Dubuffet está pintando.

¿Qué podemos esperar del Personismo? (esto se está  poniendo bueno ¿no?) Todo, pero no lo lograremos. Es demasiado nuevo, es un movimiento demasiado vital para prometer algo. Pero, como África, está en camino. Los propagandistas de la técnica por un lado y del contenido por el otro, mejor que estén atentos.

3 de septiembre, 1959.

 

+ Frank O’Hara (Baltimore, 1926-Long Island, 1966) fue un poeta, músico, dramaturgo y crítico de arte estadounidense que, junto con John Ashbery, James Schuyler, Barbara Guest y Kenneth Koch, fue miembro clave de la primera promoción de la Escuela de Nueva York.
+ Francisco Ide Wolleter (1989), ha publicado Observatorio (2011), Yakuza (2014), Poemas para Michael Jordan (2014), Antología del amor de Claudia Schwartz (2016), Iceberg (2017) y Plush (2018). Tradujo el libro Billy the kid y otros poemas de Jack Spicer.