Poemas extraídos de “The great fires: poems 1982-1992”. Selección y traducción de Ignacio Morales.
CASADO
Vuelvo del funeral y me arrastro
por el departamento, llorando con violencia,
buscando pelos de mi esposa.
Por dos meses los saqué del desagüe,
de la aspiradora, de abajo del refrigerador,
de la ropa del clóset.
Pero después de que otra mujer japonesa vino,
no hay forma de estar seguro de cuáles
son de ella, y me detuve. Un año después,
trasplantando el palto de Michiko, encontré
un largo pelo negro enredado en la tierra.
SOLO
Nunca pensé que Michiko volvería
de la muerte. Pero lo hizo, yo sabia
que sería como una dama en un largo vestido blanco.
Es extraño que haya vuelto
como el dálmata de alguien. Me encuentro
con el hombre paseándola con una correa
casi cada semana. Me dice buenos días
y yo me inclino para calmarla. Una vez él dijo
que ella nunca era así con otras personas. A veces
está amarrada en su jardín cuando paso. Si no hay
nadie cerca. Me siento en el pasto. Cuando
finalmente se calma, pone su cabeza en mi regazo
y nos miramos a los ojos y suspiro en sus suaves
orejas. A ella no le preocupa el misterio.
Lo que más le gusta es cuando le toco
la cabeza y le cuento cosas
sobre mi día y nuestros amigos.
Eso la hace tan feliz como siempre lo hizo.
EL BLANCO CORAZÓN DE DIOS
La nieve que cae alrededor del hombre en el bosque desnudo
es como la ceniza del cielo, ceniza del fuego frío
del madreperla, majestuoso corazón lunar de dios.
Empático pero no compasivo. Su severidad
nos disecciona. La incomodidad de vivir de este modo
sin aves, entre maples sin hojas, hace la muerte
y el mundo visibles. No la dureza,
sino la forma en que el mundo puede conocerse
empujando contra él. Y sintiendo que algo empuja devuelta.
La blancura del invierno unida con este río
hace ver el agua negra. De hecho el agua es del color
de espejos gigantes instalados a lo largo de los corredores de mármol
del espíritu, espejos vacíos de
cualquier cosa. El hombre está sacando las cuentas del año.
Buscando el balance, tratando de estimar cuánto
ha sido traducido. Porque lo han traducido,
bien o mal. Como los bosques son traducidos
por las estaciones. Está buscando un punto de referencia
del señor. Busca como un ciego
avanzando con una mano estirada hacia delante.
Como el camionero que pesca en el hielo
y trata de comprender a través de su línea lo que hay allá abajo.
El hombre está atento a cualquier señal que pueda
anunciar a Jesús. Se entusiasma incluso con la más débil evidencia,
la más escasa presencia del señor. Se mide con amabilidad,
asustado de encontrar un corazón más clásico
que maduro. Esperando miel, para el alambique del amor.
MICHIKO NOGAMI
¿Es más evidente porque ya no está
nunca más por siempre? ¿Es su blancura más blanca
porque ella era de color miel pálida?
Una chimenea haciendo más visible el cielo.
Una mujer muerta llenando el mundo entero. Michiko
dijo, “Las rosas que me diste me mantienen despierta
con el sonido de sus pétalos cayendo”
MOMENTO DE GRACIA
A Mogins le molestaba todo acerca del embarazo de Ana.
Dijo que eran órganos y fluidos y cosas sobre las que
ningún hombre quería saber. Estaba tan perturbado por su lactancia
después del parto que se llevó su clase a otro lugar
de Dinamarca por el verano. Cuando finalmente hicimos el amor,
el bebé empezó a llorar, y fui a tomarlo. Ana sostuvo
al niño y continuamos, hasta que las fuerzas la abandonaron
y acurruque su dormida desnudez contra mí
mientras pasábamos por las etapas finales. En la felicidad
posterior, ambos la acunamos, chocando
nuestras cabezas ciegamente en la brillante oscuridad.
EL SEÑOR SE SIENTA CONMIGO AFUERA
El señor se sienta conmigo afuera observando
la dulce oscuridad comenzar en los campos.
Tratamos de decidir si soy o no un solitario.
Le cuento sobre despertar a las 4 a.m. y pensar
en lo que el hombre le hizo a la hija de Louise.
Y cómo no había luna cuando salí.
Él dijo que quizás me estaba poniendo viejo.
Que ser pobre me está costando demasiado.
Yo digo que estoy bien. Me pregunta por Brahms.
Vemos el mar disolverse. La cinta se acaba nuevamente
y nos sentamos. Incapaces de hallar palabras.
RESPETO
Para Albert Schweitzer
Esta mañana encontré un bebé escorpión
perfecto, en la olla.
Lo maté con un pedazo de mármol.
COMO AMAR A LOS MUERTOS
Ella vive, dijo el pájaro, sin decir nada
idiota. Ella está muerta y libre,
dijo el zorro, sabiendo sobre los espíritus.
No la imagen en el funeral,
no el objeto de aflicción. Ella está muerta
y tú puedes tener eso, dijo él. Si puedes
amar sin delicadeza ni cortesía,
dijo el zorro, ámala con tu corazón de lobo.
Como los muertos deben ser deseados.
No como los matrimonios largos,
en los que no pasa nada una y otra vez.
No en los bosques ni en los campos.
No en las ciudades. El doloroso amor de estar
permanentemente en tránsito. No el color, sino la mancha.
CASI FELIZ
Esta mañana el pez dorado está muerto en el fondo
de su mundo. El cielo de otoño es blanco,
los árboles se deshacen bajo la fría lluvia.
La soledad se acerca cada vez más.
Él bebe té y canta desafinado:
Este tren no es un tren que vuelve a casa, este tren.
Este tren no es un tren que vuelve a casa, este tren.
Este tren no es un tren que vuelve a casa porque
mi casa está en un tren que se fue. Este tren.