Por Patricio Salinas A.
Sharon Castellanos es una de las fotógrafas más notables de la nueva generación emergente en Perú. Ha llamado la atención su lenguaje surrealista de la vida cotidiana en su país. Renunció a trabajar como fotorreportera para dedicarse a proyectos propios. Destacada en el blog de New York Times Lens y en el Centro Documental del Bronx en Nueva York, a fin de mes presenta su trabajo “Duro de morir” en el Centro Cultural Las Condes, en Santiago.
Centro Cultural Las Condes, Avda Apoquindo 6570. Las Condes.
Inauguración: 29 de agosto, 19 hrs. Hasta el 29 de septiembre
Martes, viernes y domingos: 10,30-19 hrs; miércoles y jueves: 9-17 hrs.
PS: ¿Cuáles son los trabajos de fotógrafos o artistas que te inspiran?
SC: Mis gustos en general van variando de acuerdo a la época, últimamente me interesan más los trabajos fotográficos relacionados con medio ambiente, ciencia y tecnología o proyectos tipo “inventario visual”. Un par de trabajos que me gusta cómo han sido construidos son los de Richard Mosse (fotógrafo documental conceptual irlandés) y Tomas van Houtryve (fotógrafo documental belga ), en los que han aplicado otras tecnologías en su narración y han abordado temas sociales específicos entre lo conceptual-documental artístico y que además demanda un proceso de investigación y una funcionalidad más allá de contar.
PS: ¿Cómo influyó el movimiento surrealista en tu concepción visual?
SC: No diría que el movimiento surrealista influyó mi concepción visual, yo diría que es el mismo lugar el que me influye de manera intuitiva y vivencial; el estar hecha de lo que estas rodeada, absorberlo y canalizarlo de alguna manera a través de la fotografía.
Diría que las historias que me contaba mi mamá cuando era niña también me formaron. Ella y su familia son de la región selva de Perú y siempre me contó muchas historias fascinantes que ocurrieron incluso dentro de la familia. Estos relatos están cargados de detalles que activan la imaginación al intentar crear imágenes mentales de lo sucedido.
PS: Afirmas que aspiras a ilustrar ideas a través de la fotografía documental.
SC: Bueno, eso fue unos años atrás. Con el tiempo y las vivencias, las ideas se van reconfigurando de alguna manera, pero a lo que me refería con lo de ilustrar ideas es a la intención de evocar y sintetizar una idea específica a través de la imagen y su poder de connotación; es por ello que la obra de René Magritte me parece una genialidad en ese sentido, porque reúne unos cuantos elementos, algunas veces no relacionados entre sí, mantiene la representación figurativa de las cosas, reconocibles aunque sí jugando con escalas y genera niveles de realidad y al mismo tiempo, una sensación de algo concreto o al menos es así como leo sus pinturas. Un proceso de composición meditativo y que bien puede traducirse en la fotografía.
PS: ¿Puedes relatarnos la historia del trabajo que presentas en Santiago?
SC: “Duro de morir” (el título viene de un letrero que fotografió en la parte trasera de un minibús), es una serie de fotos que corresponden a mi relación con Cusco en un momento de mi vida.
Nací y crecí en Lima (1989) pero nunca me ha gustado esa ciudad, así que desde unos años atrás buscaba la forma de mudarme pero no me animaba del todo porque no tenía la garantía de si conseguiría pronto un trabajo para establecerme en el nuevo lugar. Yo estaba trabajando como reportera gráfica en Lima por 4 años y apareció la oportunidad de trabajar como corresponsal gráfica para el mismo diario en Cusco, así que al fin estaba resuelto lo de dejar Lima y a fines del 2013 me mudé. Casi al término de mi primer año en Cusco decidí renunciar porque sentí que lo que hacía no era compatible con lo que sentía hacia el lugar y la gente. Venía de cubrir muy seguido tragedias, delitos, accidentes fatales en esos últimos meses y me saturó. Renuncié y decidí quedarme en Cusco sin planes, con mi nuevo tiempo libre, seguí visitando comunidades rurales, sobre todo en el sur de Cusco, a veces llevaba la cámara y hacía fotos sin ninguna premisa, solo cuando algo aparecía.
Luego de unos meses, revisé mi archivo con la intención de armar un portafolio y las imágenes que fui considerando eran aquellas que perdían cierto contexto, cuyas situaciones parecían otras en medio de eventos de otra índole. Así que decidí seguir moviéndome entre comunidades y fotografiar buscando esta constante en las imágenes de la vida rural. “Duro de morir” es un mensaje que aparece en una de las fotos (en la parte trasera de una van) y me pareció que podría definir el espíritu de los habitantes de estas tierras.
Entonces, mirando hacia atrás, pienso que las fotos resultantes de esa temporada en comunidades responden a ese momento en el que estuve saturada de la desgracia ajena que cubría como corresponsal y que de alguna manera busqué mirar hacia otro porcentaje de la realidad y entrar en la atmósfera que me generaba Cusco en ese momento: misticismo, magia, el viento entre montañas, la seriedad de los campesinos cuando representaban personajes durante sus festividades, las coincidencias, etc.
PS: Hay cierto misticismo en tus imágenes. ¿Tiene que ver con la tradición del relato en las comunidades indígenas del Perú?
SC: Es el lugar y su contenido el que me influye y me gusta dejarme guiar por lo que me cuentan las personas, sean mitos o no. No los veo con esa distancia o lejanía de comunidades indígenas, los veo como personas que han sido mis vecinos en algún momento o gente que he ido conociendo en el camino. Además mi abuela materna ha trabajado la tierra en la selva y a través de ella y mi mamá siempre ha estado presente el vínculo con la naturaleza; quizás es por ello un tema recurrente en mi foto, la vida rural, las relaciones con la naturaleza o la búsqueda de otros por reconectar con ella.
Con respecto al lenguaje, considero que estoy comenzando en este proceso. Este año, he decidido tomar una pausa con la fotografía, sin embargo sigo consumiendo y apreciando la foto. He querido tomar una pausa, desaprender, aprender y repensar mi intención con las imágenes. Si bien he estado realizando algunos encargos fotográficos, los considero como una corriente distinta, algo separado.
PS: La fotografía en Perú ha crecido este último decenio y tiene caminos y características propias, un poco alejado de la sombra de Martin Chambi. ¿Me puedes hablar sobre esto?
SC: Lo que podría decir desde mi posición, viviendo fuera de la capital, es que desde aquí veo a muchos fotógrafos muy motivados y comprometidos con sus proyectos, veo que cada uno va posicionando su trabajo de acuerdo a sus propias ideas y con discursos diversos, quizás en parte también influenciados por la tendencia global. En Lima, en los últimos años, se ha abierto un camino alternativo a la “escena oficial” de fotografía, haciendo otra cada vez más participativa; se vienen realizando festivales, muestras fuera del circuito usual y el interés por la producción de fotolibros va en subida.