A Lu Chi. Howard Nemerov

Traducción de Ignacio Morales.

*Lu Chi es el autor del Wen Fu, o poema en prosa sobre el arte de las letras,  302 D.C.
*Imagen: Lu Ji (261-303 D.C)

Anciano señor, en esta lenta tarde pienso en ti
impulsado,  quizás, por no más razón
que las ramas de los manzanos en el huerto
cargadas no de flores, sino de nieve
lo que de algún modo me parece
……….extrañamente chino.
Cuando como tú
camino alrededor del huerto
pretendiendo ser un poeta
que camina alrededor del huerto
sintiéndome chino, una figura de seda
……….sobre una pantalla de seda
que toca con el ojo las ramas del manzano
las arrugadas manzanas del año pasado
……….coronadas de nieve bajo los pájaros hambrientos
……….pienso en ti.

A través de siglos y siglos de polvo
……….a los que ambos pertenecemos, tu sosegada voz
es clara, sobre las dificultades y placeres
de escribir, aparentemente inmutables.
Todas las veces que leí tu poema
o tratado, donde el arte de las letras
se inspecciona a sí mismo – el tema
(tomo tu frase) de cómo sostener el hacha
para confeccionar su mango, – tus palabras no han fallado
me conmueve su justicia y fuerza,
su forma es amable como su materia es
……….exigente y severa. Me asustas
cuando describes los peligros de nuestro camino,
y demuestras los preceptos con ejemplos,
certeza de que has conseguido su dominio,
……….un arroyo silencioso, oculto entre los juncos
donde la garza pesca en su propia imagen.
Tengo esta imagen de ti:
la túnica sujeta al cinturón, de pie
mientras pescas en ese arroyo, donde siempre
amanece, y la niebla comienza a disiparse
empujada por el solitario sol. Pronto regresarás
para desayunar y entrar en el mundo
donde los belicosos señores de la guerra
y los señores del dinero
pagan para modelar el gusto del público
de acuerdo a sus propias variaciones fonéticas
sin embargo, tu puro y secreto dominio permanece.

Lu Chi, dicen que el mundo ha cambiado,
sin duda siempre se dice
(ahora para justificar, no en desprecio)
aunque debería pensar eso sobre nuestro tema,
ese tipo de cambio nunca ha importado mucho.
En las cartas como en muchos otros intercambios
el hombre de acción y el contemplativo pueden coincidir
y a pesar de las diferencias, salir airosos.
El alfabeto, ese regalo de dios
o de los dioses (modernos como somos,
no tenemos una mejor teoría)
no fue diseñado para un solo uso, sino para todos
los que nuestro ingenio puede hallar;
es honorable su uso en el gobierno
y en todas las técnicas; sin él, nada.
Aunque el hombre de acción, por naturaleza,
toma la tierra común para su propio consumo,
como si tuviese un derecho natural,
y escupe en todo lo que no puede usar;
no saber, o no preocuparse, es también
una forma de uso. He leído
en los tratados de los hombres de acción,
y les he oído decir,  que la poesía está muerta.
Dicen, que esta forma ancestral
fue mágica en los orígenes del mundo,
y cuando los viejos magos murieron, despreciados
entre las ruinas de sus conjuros fallidos,
sus infantiles niños, viviendo el amanecer
del intelecto y la conciencia, pronunciaron esos conjuros
(que en realidad no eran capaces
……….de mover ni una montaña ni un ratón)
para tener valor y consuelo,
construyendo esos lugares sagrados en sus corazones
sin morada ni magia alguna.
Pero ahora, bajo la objetiva e insolente luz
vertida por las ciencias, dicen, las artes
y la poesía, considerada como su tronco,
el más cercano a las raíces y a las ramas cargadas
de flores y frutos, que esparcen la semilla
en todas las sociedades, debe marchitarse
reemplazada en la naturaleza y en los corazones.
Así en nuestros días la sabiduría clama en las calles
y solo algunos hombres la oyen ¿y en tus días Lu Chi?

Tenemos estas teorías, que no son nuevas,
sabemos la clase de hombres que producen,
inteligentes y serviciales, mientras consigan que su lengua
sea moneda del reino, apoyado por la iglesia y el estado,
……….cada palabra referida a una cosa, cada cosa
perfectamente denominada por una palabra—
en el mejor de los casos una mente útil, una infértil bagatela…
Pero en los malos tiempos, cuando la palabra de mando
falla al mandar, y cuando la palabra para pan
se seca y enmohece, él es, de todos los hombres
el más propenso al pánico, y sentado
en su refugio antibombas encarga canciones de guerra
a poetas de acción con agresivas visiones.
Ni en el día en que toda la civilización
de evidentes señales de colapso,
cuando París alegremente arda como Sodoma,
cuando Londres parezca un infierno, o Hiroshima,
ni siquiera entonces este hombre podrá, por su propia voluntad
consultar a quienes consultan la fuente—
quienes para entonces, de cualquier forma, ya no podrán hacer nada.
Mientras tanto, en la riqueza, insolencia y honor
el orgullo chasquea la lengua. ¡Qué vieja broma!
Estas cosas, Lu Chi, no pueden haber cambiado mucho.

¿Entonces qué? Nada más que esto, anciano señor: resistir.
Y para el hombre de acción, si pregunta por qué
(si se molesta en preguntar) No digas nada.
Y para el pensador, si nos pregunta en vez
de decirnos, tampoco digas nada,
pero contempla el claro espejo, la corriente
donde las imágenes permanecen pese al fluir
del agua. Ninguna acción ni pensamiento,
solo la concentración de nuestras palabras
en pureza y fuerza (tu hacha otra vez),
puede llevar a otras mentes
a ennoblecer sus actos y purificar sus pensamientos.

He tomado mucho de tu poema: resistir.
Ahora el sol resplandece sobre los manzanos,
la nieve derretida brilla con opulencia,
los mirlos saltan entre las ramas
borrachos con las manzanas fermentadas
pronunciando un bello canto, mientras los gordos cardenales
conversan indignados, porque no beben esa aguardiente.
¡Qué gran día chino! Delicado, reluciente,
con el ritmo preciso, en apacible tensión con la vida.
Pretenderé ser un poeta toda esta tarde,
un poeta chino, y mis maravillosas palabras traerán la primavera
sobre el gran árbol del discurso, para hacerlo florecer
entre los dos reinos del cielo y de la tierra. Ahora
me despido, Lu Chi, adiós y gracias por tu poema.

+ Howard Nemerov (29 de febrero de 1920 – 5 de julio de 1991), fue un poeta estadounidense. Fue nombrado dos veces poeta laureado por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Comenzó a escribir su primer libro de poemas, The Image of the Law, en 1944. Entre sus demás colecciones de poemas se encuentran The Salt Garden (1955), Mirrors and Windows (1958), The Winter Lightning: Selected Poems (1968) y Trying Conclusions: New and Selected Poems, 1961-1991 (1992), su último libro. Nemerov también se destacó en la prosa, con novelas como The Melodramatists (1949), Federigo: Or the Power of Love (1954), y The Homecoming Game (1957).
+ Ignacio Morales V.(Santiago, 1986), poeta y traductor. Ha publicado Volvo (Libros Tadeys, 2017) y las antologías de poesía escolar Miraré el sol y me quemaré con gusto (2015) y Ven a bailar contra el oleaje, ven a gozar la fácil destrucción del cisne, 14 poetas del Apocalipsis (2016), por el sello Épica social americana. Actualmente reside en São Paulo.